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26 Jun, 2023

LA SEGUNDA NOVELA FINALISTA DE LA RESIDENCIA LITERARIA INFANTIL: EL MISTERIO DEL HUEVO

Dulce Xerach

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Hola soy Laura. Este es mi dragón Óscar y les voy a contar su historia. Pero antes, les voy a contar algo sobre mi:

Como ya les dije, me llamo Laura y tengo 11 años. Vivo a las afueras de Portovenere, en Italia, cerca de un acantilado, en una granja heredada de mi abuelo. Allí, vivo con mi madre, Chiara; mis hermanos, Luca y Giovanni; con mi padre, Adamo, que casi nunca está en casa, y, claro, con nuestros cochinos, gallinas, vacas, etc. También tengo dos perritas: Lixie y Luna. Lixie es una pastora alemana y Luna es una chiguagua. Me gustan mucho los animales y jugar con mis amigas, Alessia y Giulia. Con ellas voy a todos lados: a la piscina, a la plaza, al parque…

 Hace tiempo, las tres nos escapamos de casa y fuimos a un sitio donde nuestras madres no nos dejan ir: al acantilado.

Así fue nuestro plan: Giulia fue a mi granja y le dijo a mi madre que íbamos a la playa, y así no sospecharía la tardanza; yo fui a la casa de Alessia, le dije lo mismo a su madre, y Alessia se lo dijo a la de Giulia.

Luego, nos reunimos en el acantilado y empezamos la aventura. Bajando el acantilado, con mucho cuidado de no caernos, llegamos a un llano, paramos a descansar y encontramos algo raro. En lo más oscuro de ese llano habían unas cuevas enormes, tan grandes que cabía una familia de elefantes dentro. El suelo de aquella enorme cueva era de tierra y, gracias a eso, se podía llegar a ver la silueta de una huella muy extraña. Parecía una huella de paloma, pero muchísimo más grande.

Nos adentramos mucho más en la cueva, y nos dimos cuenta de que algo no iba bien. De repente… ¡RAAAAW! Escuchamos un rugido muy fuerte, como si rugiese un león. En ese momento, salimos corriendo de la cueva. Subimos rapidísimo por el acantilado y fuimos, cada una, a nuestra casa, con miedo de que aquel espécimen nos persiguiera. Eso sí, no les dijimos ni “mu” a nuestras madres.

Varios meses después de ese suceso, una mañana cualquiera, en un día cualquiera, me desperté temprano para darle de comer a los animales. Fui al baño, me vestí y bajé corriendo las escaleras. Desayuné una leche con galletas, casi ahogándome, y les puse el desayuno a mis perras.

Cogí la comida de las gallinas y me puse a ello. Las alimenté una a una. Mientras lo hacía, me di cuenta de que algo extraño rondaba por el corral. Fui investigando parte por parte hasta que encontré algo… Parecía una especie de huevo, pero tenía unas marcas muy extrañas, como si fuesen polígonos, de distintos colores.

Quise investigar un poco sobre el huevo para averiguar a qué especie pertenecía, pero sin que nadie de mi familia se enterase. Para eso, le pedí ayuda a mis amigas, Alessia y Giulia, pero ninguna de las dos encontraron nada. Por el tamaño, al principio, pensé que era un huevo de avestruz, pero esos huevos no tenían un estampado de figuras.

Cuidé ese huevo durante un mes. En ese tiempo, yo le hablaba, mientras me imaginaba qué animal podría ser. Pasaba los días metida en el corral entre gallinas y pollos, hasta que una tarde… Crac, crac, crac, ¡CRAC! ¡El huevo se había abierto! De inmediato, llamé a Alessia y a Giulia. En cuanto llegaron, nos pusimos a investigar al cachorro.

Esa cría era de color turquesa, su piel tenía escamas, tenía unas pequeñas – Alas en el lomo y cuatro patas. Sus ojos eran rosa. También tenía una pequeña cola.

De repente, las tres nos miramos y dijimos:

-¡Es una cría de dragón!

Ninguna nos lo podíamos creer.

Después de hablar un rato, pensando sobre qué haríamos con el dragón, decidimos que me lo quedase yo, por tres razones:

1- Mi casa es una granja, es decir, hay más espacio.

2- Tengo más conocimientos sobre animales.

3- Al estar yo delante del cascarón mientras se abría, me consideraba como su madre.

El cachorro me perseguía a todos lados. Lloriqueaba para que le acariciase la barriga y le alimentara. Solo me hacía caso a mi.

Yo no quería decirle nada a mi madre, pero cuando el dragón fue creciendo, hacía muchísimo más ruido, así que tuve que hablar con ella. Pensé que iba a reaccionar enfadándose, pero no. Muy calmada, me dijo que me sentara, que me iba a contar un secreto. Estas fueron sus palabras:

(Cuando yo me mudé a aquí, quise explorar la zona para familiarizarme más con el ambiente. En una de esas excursiones, visité el acantilado y vi como, de las cuevas, salía una familia de dragones.

Después de eso, quise investigar en las cosas de tu abuelo, y hallé un diario en el que él contaba como los dragones se llevaban su ganado. Es por eso que, en este pueblo, nunca se va al acantilado, y se evita salir a ciertas horas de la noche)

Esas palabras me sorprendieron mucho. Entendí que la prohibición de mi madre era solo para protegerme. Lo que aún no logro entender, es el porqué la dragona dejó su huevo en el corral. Quizá estaba enferma, y cuando entré en la cueva, junto a Giulia y Alessia, sintió algo especial en mí, por lo que decidió dejar su huevo a mi cuidado, pero eso nunca lo sabré con certeza.

Esta es la historia de Óscar,

un dragón muy especial,

con el que he vivido aventuras,

que en otro momento, te podré contar.

Irina García Martínez.

10 años.

La mentira de violeta

Sí, ese día fue el 31 de julio de 2023. Todos esos días de verano que no eran verdad, y después de 2 años sigo molesta. Mi vida hubiese sido maravillosa, pero, al gramo, ese día me acosté a las 21:30, y al día siguiente, me dijeron mis padres que nos íbamos a un sitio, pero, yo no sabía a dónde. En el camino me dormí, y cuando me desperté, habíamos llegado ¡Estamos en el cielo! Sí, en el cielo; era increíble; disfruté muchísimo esas horas pero, llegó la hora de irme. En ese momento mi padre me dijo que nos íbamos a una heladería allí en el cielo, y luego, ya sí que sí, nos fuimos en el camino de vuelta. Me volví a dormir, cuando llegué a mi casa ya eran las 19:50. Y me fuí a jugar con mis juguetes y, a las 20:10, estaba la cena, cené y eran las 20:55. Me lavé los dientes y me acosté. Al día siguiente, pasó algo aterrador…

Al día siguiente me desperté en un hotel, pero no un hotel corriente, este hotel estaba lleno de personas colgadas en el techo.

Me quedé flipando, no era lo que me imaginaba, en el buffet habían brazos, dedos, piernas… pero no era lo más raro las piscinas eran de sangre… Bueno, este día no me gustó, pero la semana siguiente fue… ¡De locos!

Fuí a la casa de una amiga a dormir y, por la noche cogimos unas chuches y nos las comimos todas. Al día siguiente nos hicimos pulseras de mejores amigas, pero tuve que ir a un cumpleaños.

En ese cumpleaños había tarta, regalos… pero una nube, con un trueno, cayeron encima mío. Me tuvieron dos días ingresada, pero me fuí a las 10:20 y, cuando llegué a mi casa a las 10:40, me dormí la siesta. Y al despertarme, ya estaba la comida. Comí, jugué con mis juguetes y merendé. No pasó nada interesante, lo cual me extrañó por eso no quería dormir, pero, no fue muy cierto. Me quedé dormida a las 3:30, porque me quería quedar despierta. Pero cuando me desperté al día siguiente me di cuenta de que mi vida había sido una mentira…

Una niña llamada Violeta de 12 años sufre una mentira ¿Pero de qué tipo? Habrá que leerlo…

Lara Fajardo Alvarez 10 años

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